jueves, noviembre 30, 2006

Fragmento de "Sólo el humo permanece"

El velo de tu magia se despliega en el espacio. Te amo. Regreso el miércoles. Te extraño. Mariana

lunes, noviembre 27, 2006

bustos de A y á+ conversando en paisaje metafísico


-- Después de todo lo que me cuentas, parecería que eres tú, y no el otro, quien está agarrado de un clavo ardiendo...

-- Tal vez... pero yo soy fuego...

domingo, noviembre 26, 2006

el extraño viaje de fangoria (cap. I)

Como para probar lo que escribí días atrás, la referencia a otro tipo de discursos surge, en el caso de El extraño viaje, desde el título mismo del disco, que remite a una película de Fernando Fernán Gómez de idéntico apelativo. ¿Cuántos, en España, habrán visto esa cinta? Ni idea, pero con toda seguridad serán más que en México. ¿Esto afecta el contenido del disco? De ninguna manera, aunque, para las personas curiosas, no deja de ser significativo que las Fangoria recurran, nuevamente, a algo relacionado con FFG. Anteriormente, en la década de los 90, actualizaron, con un sentido irónico mucho más profundo que el de su contexto original, una frase, “a la felicidad por la electrónica”, de la cinta cincuentera Esa pareja feliz. Esa frase, a falta de un tercer manifiesto para Un día cualquiera en Vulcano S.E.P. 3.0, proporcionó, en su momento, el punto de referencia adónde se había llegado con el aterrizaje de una trilogía tan arriesgada como desigual.
En mi opinión, la referencia al mundo de FFG tiene que ver con algo que va más allá de la admiración (tanto Alaska como Nacho se han declarado fans de este hombre en sus facetas actoral, de dirección y periodísticas), en la que creo advertir una especie de filiación existencial (donde quiera que las haya).
En el nuevo trabajo de Fangoria, el título del disco (cuyo nombre original fue 747), por “extraño” habremos de entender eso que, venir a ver, han tenido que explicar en entrevistas: se trata de un recorrido por el mundo interior de Alaska y Nacho, hoy por hoy, las caras visibles de todo ese conglomerado que se llama Fangoria. Extraño, para mí, resulta que digan que van al mundo interior de Fangoria, cuando en los discos anteriores hay tantas y tantas referencias a su fuero interno. Como veremos en el desarrollo de mis comentarios a cada una de las 12 canciones que componen el disco, hay en ellas un sentido irónico que consistiría en decir algo como “Ahá... eso que nos dicen es cierto, totalmente cierto. Les cabe TODA la razón... ¿Y...?”
En lo que considero un buen empleo del sampler, a diferencia de otros experimentos no del todo logrados, el disco comienza con ese sonido tan peculiar, tan... digamos, emotivo, del despegue de un avión, luego de todo el rollo de “fasten your seat belts...” (que, a su vez, indirectamente, remite a aquél Naturaleza muerta, de 2001), como para subrayar la idea del viaje, por si no había sido entendida, o para reforzarla, no sé... y es que, se sabe, las bromas, una vez que son explicadas, pierden parte de su encanto. Y poco a poco se deja oír una percusioncita con 95 BPM, haciendo de “Fantasmas”, la canción más lenta de todo el disco...

“Fantasmas”, que habremos de tomar no en su sentido de espectro, de ser irreal imaginado o soñado, sino en el de obsesión, se encarga de profundizar en el propósito revisionista del disco. La voz de Alaska va grave y lenta, con unos coros muy bien manejados hechos por Rafa Spunky. El estribillo de la canción (“¿Con qué fantasmas he de luchar, / de qué otro infierno/ más me he de salvar? / ¿Y cuánto va a costarme / la idea de olvidarme / de cada sueño que ya traicioné?”) es la pregunta, tan retórica como cínica que, Oh-my-God!!!, será resuelta en las once canciones restantes.

“Criticar por criticar”. Parece responder a las críticas y a las acusaciones que se le han hecho muy particularmente a Nacho Canut y su viperina lengua (pese a que Alaska no se queda tan atrás). Pese a que es con la que abrieron la promoción de este disco, la verdad, no me gustan los arreglos, descaradamente antreros (y no de cualquier antro, sino de aquellos tipo el Living, el extinto BOX y similares). En el estribillo se ofrece esa opción que ya señalé, la de decir que sí, que quienes critican las viperinas críticas ignacianas tienen razón... ¿y?: “Malgasto mi talento / destrozando a los demás, / propagando mil mentiras, disfrazando la verdad. / Estoy perdiendo un tiempo que no voy a recobrar. / Parece que mi vida no da para más”.

“Plegarias atendidas”. Remite a las respuestas dadas a los socios perezosos del Fanzine Fatal, único órgano de difusión de Fangoria en su etapa más underground, en una sección de igual título, donde se preguntaba algo así como “¿Y por qué se llaman Fangoria?”, “¿Dónde se tiñe el pelo Alaska?”, “¿Nacho y Carlos son gays?” Por otra parte, remite a las críticas de que ha sido objeto Alaska, desde la época de los Pegamoides, al “abandonar” sus principios, al “comercializarse”. Y para que no quede duda, eso se explica desde el principio de la canción: “Todo lo que ayer hice por amor / hoy lo hago por dinero...”.

“El cementerio de mis sueños”. Musicalmente, es Dinarama en todo su esplendor; podría haber sido firmada por Berlanga / Canut, mientras que Alaska podría tratar de volver a vestirse al estilo del No es pecado y La bola de cristal (si es que todavía cabe en alguno de esos trajes). Consiste en una mirada, nada nostálgica, al pasado que pudo ser y que, debido a una actitud rebelde y harto voluntariosa por parte de Alaska y Nacho, los ha traído a “sube, baja y empieza otra vez” en el mundo musical. El paralelismo establecido entre “cementerio”, “sueños” y “miedos” le interesará, sin duda, a alguna de mis amistades... “El cementerio de mis sueños / donde descansan nuestros miedos. / Sentenciados, consumados, / desahuciados y olvidados, / estamos enterrados tú y yo”.

“Sin perdón”. Describe una postura (o dos: Nacho y Alaska... o tres: Carlos Berlanga... o cuatro... ) y una trayectoria (la de varios grupos (Kaka de Luxe, Alaska y Los Pegamoides, Alaska y Dinarama, Fangoria... y la de todos los seres que han transitado por ellos, no sólo de Alaska y Nacho): “Aunque sé que me equivoco, no será la última vez. / Sin perdón, porque eso es algo que no necesito, / sin razón, sin importarme el bien o el mal. / Aunque sé que me equivoco, no será la última vez / Sin perdón, vuelvo a tirarlo todo por la borda, / sin razón, ¿qué le vamos a hacer?”... Y quien después de esto no entienda la disolución de Alaska y Los Pegamoides y de Alaska y Dinarama en los puntos cumbre de sus respectivas trayectorias, necesitará que se le explique con manzanitas.

“A fuerza de vivir”. Pertenece al mismo linaje de canciones como “Falsas costumbres” (de la época de Dinarama... una canción que tiene alcances poéticos... “Mientras tanto seguía pensando en el tiempo perdido al pensar, en el tiempo que pierdo...), “La razón de vivir” (muy en el campo de “The Crying Game”: “Qué triste perder, lo que nunca tuvimos... Qué triste sentir que se acaba mi mundo, y yo, también, con él”) , “Nada nuevo bajo el sol” (“Todos los días es lo mismo, lo cotidiano es navegar, entre la duda y el abismo, para más tarde naufragar), “Vuelve a la realidad” o “Hay que sufrir” y al de la temática del Ubi sunt...? El tiempo es vida y ésta es fugacidad. Al ignaciano “Esto poco que soy” lo aderezan con el popular “No somos nada”. Supongo que, debido al interés que en mí despierta esta canción, alguna vez he de volver a ella: “A fuerza de vivir se aprende a resistir en este vodevil. / Vidas que pasan sin importar. / Es la ley natural, fuerza incondicional / que ignora nuestra voluntad.”.

To be continued...

miércoles, noviembre 22, 2006

En el laberinto

Llega el profesor al salón de clase, con una cabeza de buey sobrepuesta a la suya. Un estudiante le pregunta el por qué. “Porque a mí me hace falta; ustedes ya la tienen”.

domingo, noviembre 19, 2006

Lo mismo es diferente

En Madonna, un guiño, una mirada, una sonrisa, un gemido, una frase, un movimiento, un corte de pelo, un sonido, una imagen... indefectiblemente remiten a cualquier otro tipo de discurso, incluso a ella misma. La capacidad de la salamandra de crear su enésima cola, del camaleón que cambia de color sin dejar de ser, de las infinitas formas que adopta el agua, dependiendo de su continente.
Esta característica no es privativa de la así llamada reina del pop pues, al hablar de ella, pienso en las Pet Shop Boys, que la llevan tan dentro de sí que es uno de los factores constitutivos de lo que puede ser considerado, sin lugar a dudas, como un género en sí: existe un estilo PSB que no es privativo de la música.
El “esto es esto y además es algo otro” puede ser explicado a partir de dos conceptos clave: apropiación y “plagio”. El primero, ampliamente explicado, y ejemplificado, en la legendaria Mondo 2000’s A User’s Guide To The New Edge consistiría en la capacidad de tomar elementos de “n” número de discursos e integrarlos coherentemente a uno solo. Así, cuando Batman y The Joker pelean en la torre de la catedral de Gotham City, remitirían a la discusión entre Deckard y Roy Batty de Blade Runner, que a su vez estaría lanzando un guiño a la lucha entre Freder y Rotwang de Metrópolis. Por supuesto, no resulta imprescindible conocer cualquiera de los otros referentes, toda vez que el discurso de cada una de las películas señaladas se sostiene por sí misma.
Por su parte, por “plagio” habrá de entenderse, en este contexto, no “copiar obras ajenas presentándolas como propias”, y sí “digerir” algo ante lo cual se experimenta una cercanía intelectual, afectiva, ideológica... que el otro cuerpo se haya convertido en parte del cuerpo propio, incluso de manera inconsciente. Pensemos, en este caso, en el video “Material Girl”, de Madonna, y toda la serie de referentes lanzados hacia Marylin Monroe. Pensemos, también, en el diálogo establecido entre La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, y Entre tinieblas, de Pedro Almodóvar.
Así, apropiación, plagio o, dicho con una sola palabra, intertextualidad, sería la característica principal de toda una serie de discursos, no sólo contemporáneos, sino incluso de varios pertenecientes al canon: Garcilaso, Góngora y Sor Juana, para dar sólo tres ejemplos. Bien lo dijo Umberto Eco: "la modernidad comienza con Homero (el de la Ilíada y la Odisea, no Homero Simpson)" o también bien lo escribió Ulalume González de León: “Todo ha sido ya dicho. Todo es plagio”.
Sin embargo, lo mismo es diferente: el sujeto, el aquí y el ahora se encargarían de proporcionarle a su obra una característica distintiva a partir de la cual, paradójicamente, se incrustaría dentro de una tradición determinada.
Sirva todo lo anterior como preámbulo para escribir unas notas acerca de Fangoria y El extraño viaje, su disco más reciente que, en mi opinión, lo único que tiene de extraño es que se trata de un disco bastante bien logrado, que ya es decir...

jueves, noviembre 16, 2006

el desierto, el desierto y el desierto... (a propósito de los festejos para manuel josé othón)

“[Manuel José] Othón, dicen los que pretenden saber, es esencialmente poeta”. En ese caso, y por teclear todo esto, yo sería fundamentalmente escritor... aunque la producción poética de este hombre es relativamente extensa, no quiere decir que sea rescatable en su totalidad, en su "esencialidad"... y eso que también escribió teatro, cuentos e incluso hizo traducciones y crítica literaria... y de toda la poesía, en la actualidad nos quedamos con un poemario, los Poemas rústicos, y dos poemas: “En el desierto. Idilio salvaje” y la “Elegía al Mtro. Rafael Ángel de la Peña”.
Fuera del contexto mexicano, sería conveniente anotar que Othón es, a 100 años de su muerte, el escritor potosino con más renombre a nivel internacional. Esto, en un lugar en que no pasa nada, es significativo, muy significativo, porque se trata de algo que irremediablemente remite al relato de Tito Monterroso “La oveja negra”...
Y es que Othón me ha andado dando vueltas en la cabeza desde hace varios meses, por no decir años: que si la tesis de licenciatura (más que por Othón la hice con intención de fastidiar y ver qué podía aprender de mi asesor), que si preparar la edición de su teatro para el Fondo de Cultura Económica. Luego, desde hace casi un año, porque en mi programa académico de bachillerato, Literatura mexicana e hispanoamericana, decidí incluir su non plus ultra, el “Idilio Salvaje”, obra que, de no haber sido escrita, habría dejado a Othón como un escritor menor del siglo XIX, y eso por los Poemas rústicos, que si tampoco los hubiera escrito, a ver con qué se justificaba la alharaca actual. El poema, y todomundo (favor de tomar esto en el sentido que e.e. cummings le da a mostpeople) coincide en esto, es una obra maestra... pero nadie se ha detenido en explicar por qué, en señalar los aciertos y los desaciertos y sobre todo en acercar a sus posibles lectores...
El otro punto por el que he traído presente a este hombre, es porque, venir a ver, este año se festeja el centenario de su defunción, motivo por el cual lo más selecto y reputado de la intelectualidad potosina se ha puesto a leer poemas de Othón (recuérdese que es, esencialmente, poeta) y a discutir sesudamente si el “Idilio salvaje” es autobiográfico o no o en indagar la posible identidad de la india brava de bruna cabellera, como si eso le diera mayor validez a un poema que deja boquiabierto cada vez que se le lee. Y habrá qué esperar cómo repercuten en el poema los resultados de la investigación (sic) que pretende demostrar que Othón era aficionado, y muy aficionado (a juzgar por la insistencia con que he escuchado se habla del tema) a la pornografía. Y esto no es exageración: hay, por ejemplo, quien afirma que el poeta era impotente, sexualmente hablando, al momento de escribir ese poema y que la frase “en tus aras quemé mi último incienso” es una metáfora de su condición.
En tercer sitio, al preparar mi exposición del poema, me di cuenta que no hay un buen ensayo acerca del “Idilio salvaje”; incluso, poniéndome exigente, pese a su fama, no hay, tampoco, una edición crítica, pese a las buenas intenciones tanto de Joaquín Antonio Peñalosa como de la Universidad Veracruzana y Manuel Sol Tlachi allá por 1990... aunque, bien mirado, el problema de las ediciones críticas va más allá de esto y uno puede darse cuenta de que, además de su relativa escasez en nuestro entorno, es prácticamente inexistente la costumbre de leerlas, porque sigue siendo más fácil memorizar que reflexionar.
Los festejos, como sucede en La feria, de Juan José Arreola, con la llegada de la musa vendedora de cremas al pueblo y a su Ateneo, serán interesantes indicadores del estado actual de la cultura potosina; tal vez debido al frío del desierto, se encuentre este termómetro en ceros. Sin embargo, participar en ellos sirve para la foto del periódico, con cara de circunstancia, mientras que en las conferencias y lecturas se llegará, una vez más, a la aguda conclusión de que “Othón es esencialmente poeta”.

miércoles, noviembre 15, 2006

bustos de A y á+ conversando en paisaje metafísico

- Debe de ser triste llegar a tu edad y estar sin pareja, así como tú, ¿no?

- No, para nada. Es más triste a tu edad, porque ahí todavía tiene uno ilusiones. Cuando estás como yo, ya te resignaste.

domingo, noviembre 12, 2006

una estrella k, color naranja-blanquecina para nosotros, como una gota de leche

Cuando me puse a pensar en la conveniencia de volver a darle a la sin hueso que es publicar un güeblog, comenzó a rondarme una frase: “en mis noches con Arturo [la estrella de la constelación del Pastor] creí en la soledad”, que me llevó a otra del mismo texto: “¿se comparte una estrella, o la asumimos, otros y yo, en soledades paralelas?// Cuando pienso en ti, mi estrella, recogida en mí misma, hecha un ovillo, pensante, toda intención, conquisto una soledad que se llama Arturo”.
Las citas corresponden a un cuento de Ulalume González de León, “Difícil conquista de Arturo” que, como la mayor parte de su producción literaria, ha pasado mayormente desatendida por la crítica, incluso por ésa que dice interesarse en los discursos de género o, todavía más, en la “literatura escrita por mujeres”. Este “descuido”, sin embargo, da para otro tema. Lo que me interesa ahora es lo referente a la relación escritura-soledad.
En lo que sin duda es uno de sus mejores ensayos, María Zambrano aborda el mismo asunto: “Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que, precisamente, por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas”.
Y creo que tanto María como Ulalume hablan de escribir, por ser la escritura la actividad primordial en ellas. También creo que cualquier actividad que involucre una entrega requiere de la soledad, entendida como una condición humana y no como la purgación de una culpa o como el efecto de algún brote anti-social. En mi opinión, la soledad viene a ser otra manera de acción social.
Entonces, ¿por qué tanto drama, e incluso tanto tabú, alrededor de la soledad? Porque ésta, lejos de ser un castigo, constituye más bien una conquista y una defensa continua. Si ya Rilke, metido en su era, veía poco probable su consecución, y por lo mismo aconsejaba amarla (y el amor es otra forma de la soledad), ¿qué se puede esperar en estos tiempos de globalización, de internet, teléfonos celulares y comunicación inalámbrica? Lo que deja muy en claro la súper carretera de la información, de la comunicación, es que la mayor parte de las veces, no se tiene nada qué decir. Más que la soledad, lo que intenta defender todomundo es su vacío (de ideas).

Nota: esta entrada ya había sido publicada, en forma ligeramente distinta, en enero de 2006; al cambiar la intención del güeblog, la había dejado fuera... pero vuelve a entrar por eso mismo...

jueves, noviembre 09, 2006

del suplemento a la fuente (de trevi y no por gloria)

Las fuentes para el título del güeblog son, de la frase “Por paisajes de extraño color”, una canción de Fangoria, incluida en Salto mortal (Madrid, Hispavox, 1990), titulada “Contra viento y marea”, con obvia dedicatoria para Carlos Berlanga, quien a su vez contestó con “Hacia el volcán” (El ángel exterminador, Madrid, Hispavox, 1990). En “Contra viento y marea” hay a su vez una referencia a “El hospital”. En la época del periódico mural La pastilla roja (1994), apunté la intertextualidad con un trozo de hilo que unía las letras de ambas canciones.
Por su parte, la frase “Las aventuras de INTROnauta más allá del inframundo”, es un sampleo, en primer lugar, del título de un álbum de The Orb, The Orb’s Adventures Beyond The Ultra World autores y producto netamente ambient, de quienes no volví a saber más nada luego de aquellos tiempos de la expansión de la mente. En segundo término, la frase es sampleo, a su vez, del título de algún número de BLIP (no recuerdo si del 1 o del 2), “Las aventuras de BLIP más allá del ultramundo”. BLIP, se sabe, además de ser el primer sonido de la nueva era, constituye una especie de núcleo de fusión, cuyos peligros fueron expuestos en “Blipvertisements”, capítulo 2 o 3 de la serie Max Headroom.
Todo esto (y más) revolucionaba en el interior del INTROnauta cuando decidió llamar así su nueva aventura cibernética.
En cuanto a la primera entrada, el título es un préstamo de y un guiño hacia la obra de Jaime Gil de Biedma, de quien también me apropio de un verso, al igual que otro de Ulalume González de León. Y todo ha sido ya dicho: todo es plagio (en el sentido ulalumesco del término, aclaro).

en el nombre de hoy

Porque ya no están de moda
Porque son un monumento a la trivialidad
Porque no puedo dejar de escribir (aunque sea estupideces)
Porque siempre hay algo que contar a las amistades
Porque algunas amistades así lo han sugerido
Porque el kafkiano entorno laboral merece trascender (aunque sea por su mal ejemplo)
Porque luego me aburro
Porque si no escribo me voy a volver locA
Porque no quiero perder la costumbre
Porque mis padres no leerán nada de esto (ni de lo demás que escribo)
Porque la tesis va por buen camino (y Jaime Gil de Biedma me gusta cada vez más)
Porque en algunos sites sigue habiendo links para el blurty
Porque sí, porque no, porque ZAS y sobre todo
Porque conozco el día que me espera, y no por el placer
Vuelvo a las andadas güebloguianas
Toluca, miércoles ocho de noviembre del infausto 2006
Seis cincuenta y siete de la tarde, tiempo del centro de México
Bajo el signo de escorpión...
Escribir güeblog...
Gracias