lunes, marzo 24, 2008

Carlos Berlanga (una vez más...)



Luego de una tarde berlanguiana (y no sólo musicalmente)…
Hace un rato, Sergio me comentaba que “Tazas de té” le parece la mejor canción de Carlos Berlanga. Por mi afinidad, en más de un sentido, con San Carlos, no puedo ser objetivo en el juicio; baste anotar que más de una vez la compartí con Arturo Lara, una auténtica taza de té, en el sentido berlanguiano del término. Sergio sugería meternos a trabajar con una versión de esta melodía… y la idea no me pareció nada aventurada, sobre todo, porque yo cantaría y Sergio haría los coros. Alcanzo el tono berlanguiano (mermado por la ingesta de drogas por parte suya), debido a que el hecho de que me pueda comunicar coherentemente es todo un logro, luego de que en mi primera infancia fui gangoso, problema que fue superado después de muchas sesiones de foniatría. En fin.
He escuchado, muchas veces esta tarde, “Interior Exterior”, una canción que fue desechada de Indicios (el segundo disco de Carlos que más me gusta), por razones que no termino de entender, pero de las cuales intuyo que fue debido a que es una de las canciones más reveladoras, en más de un sentido, de la visión de mundo de Carlos.
Hace tiempo di con un foro en el que se comenta mucho acerca de Carlos; ahí, alguien menciona que Carlos “murió de no quererse tantito”, señalamiento que no deja de parecerme raro: ¿estar aburrido o ser “aburrido” es sinónimo de “no quererse tantito”? Si algo queda claro luego de repasar la discografía berlanguiana (junto con sus cómics y sus declaraciones en varias entrevistas), es que Carlos estaba aburrido de la vida. Quizás no tanto de vivir, como de la vida en sí. Tal vez, el término más adecuado sea hastío o, incluso, spleen, en un sentido baudelaireano.
“Interior Exterior”, con su estructura de oposiciones un tanto ramplonas e, incluso, “simples”, revela, en sus estribillos, eso a lo que me refiero:

Llévame a La Trapa
O dispárame en el parietal.
Hay que ver qué divertida
Está la vida en la ciudad

o bien:

Sácame del mundo;
Esto no se puede soportar
Quiero un hábito de mona,
Mono o monje, ¿qué más da?

pues llega a haber momentos en los que el hastío llega a esos extremos, o hasta los rebasa, convirtiendo los momentos en modos de vida, en visiones del mundo. Es probable que en otra ocasión me detenga más en esta canción. Lo que quiero anotar es que Carlos fue, en más de un sentido, un verdadero dandy. En varias de las canciones de Dinarama, hay más de una velada referencia al universo baudelaireano y aventuro que eso se debe a Carlos. De aquí que no sea gratuito que Carlos se pase del lado de los parientes pobres de las historias narradas en sus canciones, tema, también, a desarrollar luego, quizás antes del ensayo acerca de Madonna…
En efecto, no estaría de más intentar una versión de “Tazas de té”; sin embargo, la misma ambición (sic) que me llevó a buscar estudiar literatura en Xalapa, a cursar el doctorado en el Colmex, a aceptar el ofrecimiento de trabajar en Brown University, a emigrar a Toluca y a dejar “todo botado” ahí a cambio de tres clases donde ahora trabajo y volver (¡por fin!) al DF, quizás esa misma ambición sea la que me llevaría a pensar en hacer no una versión de “Tazas de té”, sino un disco completo en el que juntara mis canciones favoritas de Carlos, con varios productores, muy al estilo de las Pet Shop Boys, en un gesto que, estoy seguro, a Carlos le habría hecho mucha gracia; sin embargo, aunque estoy MUY contento en el DF, hay que recordar que “no estamos en Londres”…

jueves, marzo 06, 2008

De "Sólo el humo permanece"

- Profesor... tengo una preguntita...
- Sí, Gladys, dígame.
- ¿Qué es el erotismo en la literatura?
- Gladys, Gladys... el erotismo en la literatura es lo mismo que el erotismo en cualquier otro lado... ¿alguien del grupo tiene una opinión distinta? ¿No? Bien.
- Es que no entiendo, profesor... ¿qué es el erotismo?
- Ay, Gladys... ¡Ay, Gladys!