martes, enero 29, 2008

bustos de á y A confesando en paisaje metasísmico

- ... es que esa guitarra me recuerda algo...!!!
- O a alguien...
-- ¡¡¡Sí!!!

lunes, enero 28, 2008

El secreto de Almendras I

En el principio era la palabra

Hacía tiempo que Almendrita había tomado la sana costumbre de la lectura. Para ella, “sano” era sinónimo de no tener que trabajar en el campo de cultivo de patatas. Eso sí, que nadie le preguntara qué le quedaba de sus lecturas: leía mucho y como coladera. Nada se le quedaba. Si alguien le hacía una pregunta al respecto, ella decía: “tengo una ideita”.
Eso era todo. Su actitud lapidaria hacía desistir a sus escasos y ocasionales interlocutores de tratar de llegar más allá. Su ideita era que leer tenía que servir necesariamente para algo más que pretextar su inasistencia al campo patatero, pero no terminaba (y ni siquiera comenzaba) de saber para qué era.
Aquella fatídica tarde, Almendrita leía Altazor. Iba ya por los versos finales. Distraída, o autista, como casi siempre, nunca se fijó que se había sentado a un lado del camión que trasladaría las patatas al mercado. Fue cuando pasó “eso”.
A estas alturas, aún no queda claro si fue esa especie de imán natural que tenía ella hacia las patatas, o bien, si fue el cansancio del chico que subía ese costal. Lo que sí es cierto es que el muchacho no lo hizo a propósito. No se supo el momento exacto, pero de pronto ahí estaba el cuadro: entre el árido suelo del campo y el yute del costal –tan lleno de patatas como vacía la cabeza de Almendrita--, estaba ella, Almendrita, con el libro bajo sus brazos y sus grandes y verdes dientes, sintiendo la textura de la tierra, probando su salino sabor.
El chico del camión se quedó indeciso. ¿La desenterraba o no? Sabía de la veneración que los padres de Almendra tenían por su retoño. Sabía, también, de la costumbre de Almendrita, tan natural como sus dientes y su pelo rizado, de falsear las cosas para quedar siempre como víctima. Optó por no desenterrarla. Entre las patatas y la niña, las patatas sí que importaban. Sólo levantó el costal, lo subió al camión tan rápido como pudo, se subió en él y metió el acelerador a fondo, sin que hasta hoy se sepa de su paradero.
Los padres de Almendrita se desconcertaron ante el hecho de que el chofer-cargador, Armando era su nombre, se hubiera ido sin despedirse. Al llegar al sitio donde estaba el camión, vieron a Almendrita semi-enterrada, lo cual no los sorprendió, pues ya sabían que a su hija le gustaba tener la cabeza en la tierra (literalmente). La sacaron. Ella escupió piedras y tierra... “¡Hijita...!”, dijo su madre.
“Pa-pa-pa-pa-pa-ta-ta-s”, dijo Almendrita tratando de explicarles, de darles la queja para que riñeran a Armando. Los padres la vieron con cara de sorpresa. “Pa-ta-ta-ta-tas”, pudo decir Almendrita. Su padre sólo atinó a retirarle el libro de las manos. “Pa pa pa pa pa ta tas”, seguía diciendo Almendrita. El padre vio los versos que leía su hija. “Pa ta ta ta ta ta tas”, era lo único que seguía diciendo la muchacha. Su padre la veía y empezó a llorar al ver nuevamente el libro. Temblaba y lloraba cuando anunció a su esposa: “¡Querida! La nena quiere hacer versitos”.
Una poeta más había nacido. Los libros, las antologías, sus premios y el viaje al extranjero para proseguir con sus lecturas (que crecieron en número, pero nunca avanzaron en comprensión)... todo eso y otras cosas más que se omiten por no alargar el relato, tuvieron su origen en aquel incidente.
"El secreto de Almendras" consiste en una serie de relatos basados en una compañera de estudios de hace tiempo. El otro día, revisando en el baúl de cristal que tengo en la Fortaleza de la Soledad, encontré éste y algunos otros, escritos en el salón de clase, con la única finalidad de mitigar el hastío que me provocaba cierto seminario. Para bien o para mal, la redacción de estos relatos se vio interrumpida cuando me tuve que ir a vivir a Providence, R.I. Posteriormente subiré los dos o tres que andan por ahí. Gracias a Gusi por señalarme un error de acentuación.

martes, enero 15, 2008

Desvaríos de una noche de invierno



“El bello verano” es el nombre de la canción de Family que escucho ahora mismo. Se trata de una canción que, más que remitirme a “un bello verano”, me remite a cierta época de mi vida, cuando llegaron a mí Niños del Brasil, Lions in Love y creo que incluso Carlos Berlanga ya como solista.
Las canciones del único álbum de Family, Un soplo en el corazón, siempre me han parecido algo así como la versión musical de los trazos que realiza alguien al momento de disponerse a dibujar o a pintar, trazos similares a los que hacen los diseñadores de ropa que consisten en dos o tres pinceladas con algún marcador negro y algunas rayas de color. Eso es Family.
El otoño de 1994, que fue cuando los conocí, fue particularmente lluvioso en Ese Lugar, al que volví luego de mi primera etapa fuera. No sé todavía qué palabra define mejor eso que fue estar nuevamente allí, si vuelta o regreso, pero lo que sí es cierto fue que sirvió para darme cuenta de que nunca más me sentiría a gusto allí. Si en la actualidad lo sigo frecuentando es porque en Ese Lugar viven mis padres, mis hermanos y algunas amistades a las que tengo en alta estima.
No recuerdo si ya había dicho cuáles canciones de Family escucharía en cualquier momento; por si las dudas, aquí van: La noche inventada, Nadadora, Como un aviador, El bello verano, Viaje a los sueños polares, Carlos baila y Dame estrellas o limones. Con sus 2.26 minutos de duración, La noche inventada contiene la cifra de Family; Nadadora es algo así como una raya en el agua de una alberca; Como un aviador la podría cantar Charlie Brown y le dirían que sí; El bello verano es el esbozo de una época en la que tenía más ilusiones que ahora, Viaje a los sueños polares podría servir de melodía final para Thelma and Louise; Carlos baila es Carlos Berlanga (en más de un sentido); Viaje a los sueños polares siempre me hace pensar en las amistades que ya se han ido.
Qué raro: me ponen en humor de otoño en pleno invierno con frente frío...

miércoles, enero 09, 2008

De "Sólo el humo permanece"

- Mariana... estamos a punto de no poder echarnos para atrás...
- Sí... creo que sí...
- Pero antes de que eso pase quiero hacerte dos preguntas.
- ...
- En la Facultad se rumora mucho que andas con Augusto. Antes de decirme nada, mírame bien a la cara. Sé directa, ¿es cierto o no?
- No. Lo hubo pero /
- Ya. Te creo.
- Dijiste que eran dos preguntas. ¿Cuál es la otra?
- ¿Vamos a tu casa o al depa? Porque esto ya no lo podemos dejar así.
- A tu depa. En mi casa están mi hermana y Erik, ya ves que tiene eso de las clases de inglés.
- Entonces, nada más bajar del autobús, nos vamos al depa. Ahora, comportémonos, que varios pasajeros ya se dieron cuenta.
- Bésame...

lunes, enero 07, 2008

de metáforas caninas y otras bromas

“Por un perro que mató, reza el refrán, ya le dicen mataperros”. Este dicho de metáfora canina era muy socorrido por la Dobermansky. Creo que lleva implícito el deseo de que sus nietos, sobre todo los tres menores, refrenaran su propensión a la hipérbole. Pero creo que no funcionó.
El día del examen de mi amiga Tatis Kikus hubo una profesora que me dijo: “No te vayas a olvidar de invitarme a tu examen, porque nunca te lo perdonaría”. Otro profesor que andaba por ahí dijo: “¿Y tú crees que no nos vamos a enterar? Conociéndolo, no me extrañaría que incluso hubiera cámaras de televisión ese día” Y yo dije: “¿Tanto así?” Otra profesora dijo: “¿No?”
* * *
Que en un programa radiofónico en el que colaboraba asiduamente me hayan llegado a decir “el archivo viviente de Alaska”, fue algo que, en su momento, me hizo mucha gracia... porque me hizo ver lo estúpida que puede llegar a ser la gente: más o menos por esa misma época recuerdo que le hice saber a Nacho Canut que tanta versión de una misma canción, “Sálvame”, llegaba a fastidiar y que quizás hubiera sido mejor trabajar más tiempo con una sola melodía. Su respuesta fue algo así como: “Tal vez tengas razón. Comentarios como esos a veces nos interesan”. Porque luego tienen unos fans que incluso festejan hasta que Alaska cierre los ojos.
Años después, y a propósito de “No sé qué me das” y ya por internet, le dije a Nacho que cómo era posible que hubieran puesto aquello de “como un águila que vuela en libertad”, que era una frase ya no mala, sino mediocre y un tanto gastada. Me dijo que a Carlos Berlanga tampoco le gustaba.
* * *
Estas dos anécdotas, junto con otra que incluyo más adelante, las recordé el fin de semana mientras en la madrugada del domingo Agustín, Sergio y yo estábamos deconstruyendo el mundo... y todo porque dicen (en broma, claro está) que soy fan incondicional de Alaska... y que le tengo mala voluntad a Octavio Paz (me gustaría que esto lo leyeran tanto algunos de mis compañeros de la Facultad de Letras de Xalapa como algunos de los maestros de ahí, que todos ellos me acusaban de ser un fan incondicional de Paz)...
En la actualidad, decir que a uno le gusta algo, un poema de cummings, por ejemplo, de inmediato lo etiqueta a uno como fan... y decir algo como que no me gustaron los zapatos que traía X en cierta ocasión, de inmediato me convierte en un archienemigo de X...
* * *
Saco esto a colación por dos situaciones, una personal y otra que, en México, a algunas de mis amistades y a mí nos tiene preocupados:
La primera: conversando con un amigo al que quiero mucho, le conté que, para variar, había discutido con Martha Doberman y eso que siempre trato de ser políticamente correcto. Salió por ahí en la conversación el nombre de Andrés Manuel López Obrador, con una opinión “rara” de mi amigo y al preguntarle que qué tirria le tiene la gente AMLO (porque, de verdad, es algo que me interesa saber), su respuesta fue todavía más rara: “Ah, perdón. No sabía que eres del sendero”, palabra esta última con connotaciones totalmente negativas, al menos para algunas personas de mi entorno amistoso. Me hizo gracia su comentario, pero me dejó pensando en lo tajantes que podemos llegar a ser en algunas ocasiones... y me quedé pensando en la razón que da Juan José Arreola para haberle retirado su amistad al intragable de Carlos Fuentes: “¡Me dijo comunista!” (y no digo que me haya molestado con mi amigo, que conste).
* * *
La segunda: mi gente cercana sabe que prácticamente no veo noticiarios en la TV, ni tampoco leo muy seguido los diarios y tampoco escucho los programas noticiosos de la radio (son tan mediocres y tan tendenciosos en su mayoría) ... Sin embargo, tenía (y nótese el tiempo verbal) uno que seguía con cierta regularidad: el noticiario de Carmen Aristegui que, por angas o mangas, fue retirado del aire desde el día de hoy lunes. Ella se despidió el viernes, lo que causó cierta extrañeza entre sus radioescuchas.
Aunque no siempre estoy de acuerdo con lo que opina Carmen, me parece una de las voces más críticas que hay en el amuermado entorno social mexicano. A veces estaba de acuerdo con ella y a veces no... lo cual, creo, es una característica muy mía desde hace muchos años. Incluso, la imagen de Carmen luego me llega a resultar chocante pero, honor a quien honor merece, es una periodista muy destacada, aguda y crítica... de ésas que casi no ha habido en la historia del periodismo mexicano. Su noticiario tenía un rating que ya hubiera querido cualquier otro programa de la radiodifusora, pero así y todo, ya no le renovaron el contrato y si hay censura gubernamental detrás de eso, es algo que NO voy a comentar por ahora...
Lo que me sorprendió es que mucha gente aplaude la desaparición del programa por considerar que Carmen es algo así como una especie de muñeco de ventríluoco por cuya boca habla, venir a ver, López Obrador... cierto que le dio espacio en su programa, como también se lo dio a muchos otros personajes (Lydia Cacho, entre ellos), lo cual me parece muy natural en un programa que pretende no solamente informar, sino reflexionar acerca de la noticia presentada y exponer las perspectivas de los personajes involucrados con esa noticia... pero, de ahí a que Carmen sea la vocera de López Obrador...
O que yo sea “del sendero”... o que aplauda todo lo que hace Alaska... o que odie a Octavio Paz sólo por decir que tal o cual ensayo no me parecen del todo logrados...
* * *
Cuando falleció Octavio Paz recibí varias llamadas de condolencia... la broma llegó a tanto que incluso el aborrecible hermano de una amiga muy querida me llamó... él era uno de los que, entre otras tonterías, decían que yo era algo así como el presidente del club de fans de Octavio Paz... a ver cuándo me pongo de acuerdo conmigo mismo, ¿no?

martes, enero 01, 2008

votos

bueno. feliz año 2008 a tod@s l@s que leen esto.
comienzo el año con una petición: hay un concurso de cortometrajes donde participa un amigo con quien tengo más de un punto en común con respecto a sus actividades literarias, musicales y cinematográficas.
su participación en el concurso es con un corto titulado "colors" (basta con que hagan click en el nombre del corto para que se enteren de qué va todo el rollo), al que bien vale la pena apoyar.
saludos, abrazos y besos para tod@s ustedes.
el beso, ya sabe, es del estilo que más les guste y dónde más placentero les resulte.