miércoles, febrero 13, 2008

Y que se muere Emilio Carballido...

Sincronicidad

Hace varios años (tantos que, al momento de pensar en cuanto tiempo provocan, diría Othón “Silencio, lobreguez, pavor tremendos”), mi amiga Nadia llegó con un librito (por lo pequeño), con tres obras de teatro. Ahora sólo recuerdo dos de ellas: Te juro, Juana, que tengo ganas y Fotografía en la playa. “Tal vez te guste leerlas”, fue lo que me dijo. Por el título, me atrajo la primera y la leí más rápido que inmediatamente y sí, me gustó, sobre todo el monólogo de una bibliotecaria que explica por qué tuvo que salir de su pueblo, en Yucatán, creo recordar. Esa misma noche, en uno de los programas de Verónica Castro, estuvo Daniela Romo como invitada y, venir a ver, escenificó el monólogo que casi acababa yo de leer. Lo hizo de una manera tan graciosa que me tuvo botado de la risa buena parte de la noche.
Hace varios minutos, mi amigo Agustín me mandó un sms para comentarme que había fallecido Emilio Carballido, el autor de las obras a las cuales me refiero en el párrafo anterior. Su sms coincidió con el momento cuando leía, online y con cierta pesadumbre, las notas aparecidas en La Jornada. La coincidencia entre el mensaje de Agustín y mi lectura me hizo reír, aunque no tanto como el comentario de ese otro monstruo veracruzano que es Sergio Pitol, con respecto a la muerte de Carballido: “Emilio ya está escribiendo allá arriba, delante de Dios, tal vez una obra que se llamará La Magdalena”. La frase, total, valga decirlo, me tiene botado de la risa desde hace rato y es tan ingeniosa que no sé bien a quién describe mejor, si a Emilio Carballido o a Sergio Pitol.
Intermedio reflexivo

(Luego de esta frase, lamento, de verdad, que las varias veces que he conversado con Sergio Pitol, nuestros diálogos hayan sido tan formales y tan académicos: que si Alice’s Adventures in Wonderland, que si tal cosa de Virginia Woolf, que si Jaime Gil de Biedma... Ahora sí, y con el movimiento de manos de Britney Spears en el video de YouTube donde aparece enmarihuanada: AISCH)
Meditación a la orilla del tedio

No voy a decir que sea fan del teatro de Carballido, al que he leído poco y mal, pero sí puedo señalar que su propuesta me parece un tanto peculiar; como sucede (por muy distintas razones, claro está) con el teatro de Elena Garro o con el de Víctor Hugo Rascón Banda (quizás, junto con Carballido, los tres dramaturgos mexicanos a los que más he leído), puesto que se trata de una propuesta engañosamente sencilla, o sea, cualquier obra de teatro de ellos se deja leer de una sola sentada y, casi puedo asegurar, no habrá pasaje que no motive, al menos, una sonrisa lectora... sin embargo, si se le quiere sacar más provecho a la lectura, se verá que cualquier detallito de la producción dramática de cualquiera de ellos puede crecer inesperadamente, cual si de una deuda crediticia o hacendaria se tratara (aunque, a diferencia de éstas, se trate de algo agradable en grado extremo).
Total, que se murió Emilio Carballido. A diferencia de la crítica (pertinente o no) yo no sé si en su obra recuperó el espíritu y las costumbres de provincia, o si trató (y mejor que nadie) el tema femenino o si sus personajes son humorísticos. Lo que sí sé es que cada que leo algo suyo, me siento tranquilo y contento, conmigo mismo y con los demás. Si lo que dijo Sergio Pitol es cierto, espero que cuando me muera, pueda leer La Magdalena. Sólo de pensar en el título, me provoca un ataque de risa loca.
Pilón

Dos sincronicidades relacionadas con el mismo sujeto, son muchas sincronicidades...
p.s.: gracias a mi hermanito vannia por señalarme algunas erratas del texto...

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