martes, octubre 23, 2007

Fragmentos de algunas conversaciones magnetofónicas entre á+ y NT, en febrero de 2007

Preguntar por qué se escribe lleva su fondo de perrería, definitivamente. O sale uno con una respuesta que da para desarrollar un ensayo o un tratado, o dice uno cualquier cosa, con tal de salir al paso. Supongo que, en mi caso, va para el segundo sitio. Más que tratar de contestar por qué, creo que más bien sería ver cuándo... y la necesidad de escribir, para mí, se presenta cuando la realidad resulta insuficiente... literalmente. Sea que le falte algo a la realidad, o que le sobre, pero escribir tiene que ver con eso. Y escribo, en primer término, para mí mismo y ya luego, para dos o tres de mis amistades. No se olvide que una de mis pasiones es estar escribiendo mails, cartas o las entradas del güeblog... luego de mí mismo, pienso en ciertos interlocutores y casi siempre, mientras escribo, imagino la cara que pondría alguien o en lo que ese o esa alguien podría contestar u objetar a lo que hago.
Entre escribir y publicar hay un universo de diferencia. Siempre que se habla de publicar, pienso en aquel fragmento de “Mi novela autobiográfica”, de Le Mans, donde Jone canta aquello de “No me hace ilusión esto de escribir ni de publicar... ser reconocida”. Escribir sí me hace ilusión, pero eso de publicar... casi siempre que publico en algún medio impreso, lo hago por insistencia de alguna persona, o por exigencias académicas. Me explico: varias de mis amistades salen luego con “ah, pasa esto para publicarlo” y como yo por amistad puedo hacer muchas cosas, pues, publico, aunque luego me dé algo ver lo publicado (por eso mismo, casi nunca leo lo que me imprimen en libros o revistas o suplementos). O luego sale lo de que hay que publicar alguna reseña que se presentó para alguna clase o para alguna presentación de libros o que si hay que preparar alguna introducción para algún tema en particular. Sólo así publico, que si no...
Hace años, a principios de los 90, y de mi affaire con la literatura, sí me llegó a interesar publicar y ahí estaba yo, escribiendo cosas para San Luis, para Guadalajara, para Xalapa... después llegó eso de publicar en fanzines españoles... pero luego me aburrí y dejé de escribir crónicas, comentarios, reseñas, entrevistas, traducciones, ensayillos bobos... y entré en un periodo de amuermamiento, del que salí cuando me di cuenta de que no me hacía mucha gracia eso de publicar. Pensé que era mejor pensar más y escribir menos. Y como ahora casi ni pienso...
Lo del güeblog no es precisamente una publicación. Sé que tres o cuatro de mis amistades lo leen con atención y a veces hasta me dicen “metiste la pata en esto” o cosas parecidas, pero no es lo que entiendo por publicar-publicar. De todo lo que escribí en el blurty, rescato algunas cosas, que no ha de ser ni el 10% de lo que redacté. De esto del blog de ahora, habrá por ahí algunas cosas que, supongo, servirán luego para algún articulillo o para alguna clase... sí, para alguna clase.
Recuerdo cuando estaba en Providence, una vez, platicando con el Profr. Bou acerca de cierto tipo de poesía como la de Gloria Fuertes o parte de la obra de Gabriel Celaya, le comenté que se relacionaba, y mucho, con propuestas como las de Vainica Doble, Mocedades, Family, Le Mans. Cuando me pidió algunos argumentos, se los presenté y me dijo luego que eso daba para algún curso, que lo pensara bien. Pero ya dije que ahora casi ni pienso.
Creo que si ahora escribiera algo pensando en publicar, lo haría en el estilo de Roland Barthes (¡tengo que volver a leerlo!) o de Susan Sontag (una verdadera diva de lo suyo, ya lo sabes); Francoise Sagan es otra cuyo estilo, en el campo de la ficción, me gusta. Otra idea es escribir imitando varios estilos y sobre temas disímiles. No sé... un ensayo al estilo Borges, para enfocarse en el tema de la importancia de las telenovelas en México. Otro al estilo de Eliot para hablar de Le Mans. O uno a lo Susan Sontag acerca de Family... o uno a lo Gil de Biedma para las Fangoria. Eso sí que sería muy divertido y tal vez lo haga algún día. Para las amistades, claro.
No, la escritura de versos es otra cosa y dudo que alguna vez llegue siquiera a intentarlo otra vez. Creo que me resulta menos difícil escribir prosa. Hay por ahí un cuentecillo que tal vez suba luego al güeblog, en partes... pero no me gusta hablar de estos temas. Dejémoslo así: escribo cuando/ porque la realidad me resulta insuficiente. C’est tout...

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