domingo, noviembre 12, 2006

una estrella k, color naranja-blanquecina para nosotros, como una gota de leche

Cuando me puse a pensar en la conveniencia de volver a darle a la sin hueso que es publicar un güeblog, comenzó a rondarme una frase: “en mis noches con Arturo [la estrella de la constelación del Pastor] creí en la soledad”, que me llevó a otra del mismo texto: “¿se comparte una estrella, o la asumimos, otros y yo, en soledades paralelas?// Cuando pienso en ti, mi estrella, recogida en mí misma, hecha un ovillo, pensante, toda intención, conquisto una soledad que se llama Arturo”.
Las citas corresponden a un cuento de Ulalume González de León, “Difícil conquista de Arturo” que, como la mayor parte de su producción literaria, ha pasado mayormente desatendida por la crítica, incluso por ésa que dice interesarse en los discursos de género o, todavía más, en la “literatura escrita por mujeres”. Este “descuido”, sin embargo, da para otro tema. Lo que me interesa ahora es lo referente a la relación escritura-soledad.
En lo que sin duda es uno de sus mejores ensayos, María Zambrano aborda el mismo asunto: “Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que, precisamente, por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas”.
Y creo que tanto María como Ulalume hablan de escribir, por ser la escritura la actividad primordial en ellas. También creo que cualquier actividad que involucre una entrega requiere de la soledad, entendida como una condición humana y no como la purgación de una culpa o como el efecto de algún brote anti-social. En mi opinión, la soledad viene a ser otra manera de acción social.
Entonces, ¿por qué tanto drama, e incluso tanto tabú, alrededor de la soledad? Porque ésta, lejos de ser un castigo, constituye más bien una conquista y una defensa continua. Si ya Rilke, metido en su era, veía poco probable su consecución, y por lo mismo aconsejaba amarla (y el amor es otra forma de la soledad), ¿qué se puede esperar en estos tiempos de globalización, de internet, teléfonos celulares y comunicación inalámbrica? Lo que deja muy en claro la súper carretera de la información, de la comunicación, es que la mayor parte de las veces, no se tiene nada qué decir. Más que la soledad, lo que intenta defender todomundo es su vacío (de ideas).

Nota: esta entrada ya había sido publicada, en forma ligeramente distinta, en enero de 2006; al cambiar la intención del güeblog, la había dejado fuera... pero vuelve a entrar por eso mismo...

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