miércoles, marzo 14, 2007

Fragmentos de algunas conversaciones magnetofónicas entre á+ y NT. 2.- De Alaska y otras rarezas



Lo que me gusta de Alaska es su actitud, básicamente. Luego entraría eso de ciertas experiencias comunes... Se puede hablar hasta de una visión de mundo similar...
La actitud tiene que ver con un hacer lo que te dé la gana, lo que te dicten tu conciencia o tu intuición... aun en contra de tu propia “carrera” (que no profesión). En la literatura pienso en dos ejemplos parecidos: Elena Garro y Julio Cortázar... cabría un tercero: Juan José Arreola. En el caso de Alaska y compañía, opera en varias etapas: la disolución de Kaka de Luxe, de Los Pegamoides o de Dinarama en sus respectivos momentos cumbre. Otro ejemplo es la portada del No es pecado, tan provocativa, que significó una baja en las ventas, con respecto a Deseo Carnal. Y luego del No es pecado, publicar Diez, que poca gente vio como un propósito revisionista ¡cuando nadie de esa promoción cultural lo estaba haciendo! Y, para terminar, el Fan Fatal todo electrónico y por muchos lados. A mi manera de ver, no podría explicarse sin la experimentación esbozada en Diez. En el fondo hay una coherencia de principios existenciales entre un disco y otro, del Canciones Profanas al Fan Fatal... Y todo eso de Fangoria... pero casi nadie ha querido ver esto.....
Las experiencias comunes se refieren, para poner un ejemplo, a la atracción por todo lo que implica la cultura rave, o la cultura popular, también hay que decirlo. Luego del Fan Fatal les perdí la pista a Alaska, San Carlos Berlanga y Nacho. Cuando reencontré, a principios de los 90, y vía mi hermano Vannia, a Alaska y a Nacho, convertidos en Fangoria... ¡Oh, maravilla! Me di cuenta que andábamos en el mismo canal: la exploración de varios de los elementos que constituyen la cultura rave. La experimentación con “drogas” (inteligentes y retrasadas mentales, como decíamos en ese entonces). La pasión por la música electrónica. La expansión de la mente. La lectura de libros similares... Y todo eso sin haber sabido de ellos durante un buen tiempo. Fue algo así como encontrar almas gemelas, porque en el contexto xalapeño o potosino de aquel tiempo, hablar de las smart drugs, de Twin Peaks; de grupos tipo Finitribe, Cabaret Voltaire, Meat Beat Manifesto, Hawkwind, Shamen; de las propuestas de Jonathan Ott (con quien incluso tuve el gusto de conversar durante horas, cuando él vivía con Djaehl), Terence McKenna, Antonio Escohotado. A veces sentía que estaba en una realidad alternativa, como de The Twilight Zone o de texto de Adolfo Bioy Casares. O eso de que se me quedaran viendo raro por presentar un trabajo sobre la propuesta musical de Paquita la del Barrio en mi clase de Sociología de la Literatura... O que el Cine Club de Letras que coordiné en un principio dedicara un ciclo a la producción completa, hasta ese entonces, de Tim Burton... Hallar a Alaska y a Nacho y ver que andábamos por el mismo lado fue como hallar unas almas gemelas.
Lo de una similar visión del mundo queda mejor explicado a partir de ver las letras de algunas de las canciones de Fangoria como una serie de contradicciones. Su gusto, o su destino, por las relaciones obsesivas, el tema del paso del tiempo como algo tan inevitable como devastador y a la misma vez formativo, la actitud sarcástica que comienza con uno mismo... Eso de sufrir un golpe y otro y, como digo, hacer como si nada mientras se fuma un cigarrillo, se bebe una copa y se ve fijamente el horizonte, mientras el interior de uno es un volcán en erupción, un huracán, una tormenta de nieve, una lucha desmedida entre lo que se ha sido y lo que es... Todo eso cobijado por una pose de cómic y una vanidad a lo Sagan... ¡Resulta genial!
Es eso lo que me gusta de Alaska, mucho más que algunas, no todas, de sus canciones...
En la foto: Alaska y Dinarama (San Carlos Berlanga y Nacho Canut), en la época del Fan Fatal.

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