martes, junio 17, 2008

De las cosas como son (ah... porque a veces entiendo lento.....)

ella iba en avión
mientras yo viajaba en tren
que va del amor a la ansiedad
pasando por la desesperación
de no poderte
ver lo que haces con la araña

“Erotismo e Informática”
Carlos Berlanga/ Ignacio Canut




Uno de los problemas principales de propuestas teóricas como la semiótica greimasiana es la polaridad con que miran el mundo: blanco-negro; arriba-abajo; derecha-izquierda... que, desde mi perspectiva (siempre e inevitablemente desde ella), resulta muy limitante, al tiempo que empobrece las posibilidades de lectura del texto en cuestión. Entre la felicidad ñoña de los Teletubbies, por poner un ejemplo, y la tristeza irredenta de Trent Reznor en Nine Inch Nails, cabe el universo que busca el zen en la superficie de la lenteja. Para mí, más que una línea recta, bidimensional, la vida es un poliedro o, si mejor resulta para ilustrarlo, un calidoscopio.
Entre el blanco y el negro hay una gama muy amplia de grises y en el corsé de un close-up y del encuadre de dos cámaras cabe la fuerza expresiva ya sea de un gesto o de cierta entonación y volumen de la voz; y gracias a Ingmar Bergman, a Liv Ullman y a Bibi Andersson por recordármelo o, mejor aún, por recordármelo de esa manera.
En el Arte, obras hay que son biografías, no en el sentido de la historia de la vida física de alguien, sino en ese otro sentido rara vez explorado que es el recorrido espiritual, o intelectual, llevado a cabo por una persona en particular. Desde esta perspectiva, y en el ámbito literario, se coincide en afirmar que La realidad y el deseo, de Luis Cernuda, es una biografía, como también lo es Las personas del verbo, de Jaime Gil de Biedma. Sin embargo, el poeta no siempre expresa esa faceta de su realidad mediante el verso, y aquí entran Sor Juana Inés de la Cruz con la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz o e.e. cummings con su i: six nonlectures... Y hay quienes, como Octavio Paz, que lo expresan entre la palabra escrita y la palabra hablada, entre el verso y la prosa, entre la poesía y el ensayo.
En el arte, obras hay que son biografías, no en el sentido de la historia de la vida física de alguien, sino en ese otro sentido rara vez explorado que es el recorrido sentimental, o existencial, llevado a cabo por un personaje en particular. En este sentido, y en el ámbito musical, se puede afirmar que, realizando cierta labor arqueológica, en el sentido foucaultiano del término, las canciones de Mocedades, por poner un ejemplo entre muchos otros que podría haber seleccionado, describirían el trayecto sentimental de una generación, o que el personaje narrador de la mayor parte de las canciones de Le Mans realiza un recorrido existencial que lo lleva del asombro ante el descubrimiento del mundo, a la ataraxia surgida de aceptar las cosas como son, pasando por el sube, baja y empieza otra vez suscitado por la re-unión con el otro trascendental.
Y estos dos ejemplos, por remitir al contexto hispánico pues, si se piensa más globalmente, se puede volver la mirada a dos géneros ya no artísticos, sino culturales: Pet Shop Boys y Madonna o Madonna y Pet Shop Boys. Cierto que podría haber elegido cualquier otro ejemplo, pero me interesa centrarme no tanto en ella, sino en ellos y, más que en ellos, en ese florilegio que decidieron llamar Pop Art o, más que en esa moneda, en una sola de sus caras: Art...
To be continued...

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